Convivencia Colombo-Venezolana


Así piensa un hombre de frontera que quiere a su región, ALEJANDRO BAUTISTA: Un tachirense demócrata y capaz quiere llegar al PARLATINO

Todas las personas tenemos derechos y esos derechos son universales, por tanto no podemos quedarnos pasivos ante la vulneración de derechos que van vinculados a la dignidad humana cuya característica principal es su carácter fundamental, que devienen previstos en las Constituciones de los Estados democráticos, Tratados, Convenios, Pactos y Protocolos.
Los habitantes de la larga frontera venezolana con la República de Colombia comparten la misma idiosincrasia, costumbres, anhelos, problemas, angustias, esperanzas y hasta decepciones. Para ellos no existe nacionalidad. Se consideran miembros de una gran frontera unificadora. Difieren de las querellas entre Caracas y Bogotá. Para el hombre de frontera cuyas familias se entremezclan entre sangre venezolana y sangre colombiana, sólo importa el trabajo productivo; bien puede vivir en Colombia y trabajar en Venezuela o viceversa, para él, solo existe un espacio bajo un mismo cielo.
Soy de la frontera, amo mi frontera, mi padre era oriundo de Pamplona en el Norte de Santander. Lucharé con todo mi empeño para ser electo Diputado al PARLATINO. Desde allí, quiero propiciar un revolcón, que promueva cambios socioeconómicos en los países latinoamericanos, que motorice el desarrollo de nuestras fronteras e impulse la construcción de un modelo propio de integración latinoamericana, dinamizador de la producción y crecimiento, generador de empleo y potencial mercado competitivo abierto al mundo.
El hombre de frontera comparte una misma cultura, sus gustos son semejantes, disfruta del ritmo vallenato, la cumbia o el bambuco, pero también baila el pasaje y el joropo o se deleita oyendo “Brisas del Pamplonita” o las “Brisas del Torbes”. Estos constituyen sus himnos regionales.
La Frontera como espacio de intercambio económico, político y social constituye para sus hombres y mujeres su ambiente de trabajo. Gran cantidad de actividades comerciales y de pequeña o mediana empresa, incluido el comercio no registrado, propician una considerable fuerza generadora de riqueza y empleo.
Las exigencias burocráticas o restrictivas le incomodan pero no lo vencen. En los últimos meses, con motivo de los diferenciales cambiarios en la moneda, o las dificultades surgidas por la ruptura de relaciones binacionales, se generaron diversas situaciones nocivas para el libre comercio, así, “Los colombianos se abstienen de venir a hacer sus compras cotidianas” por las largas colas y los controles de la militarizada Guardia Nacional”
Mientras que en Paraguachón (La Guajira) los colombianos y venezolanos se las ingenian para cruzar al país vecino, en el puente Francisco de Paula Santander, en Cúcuta o en el puente Simón Bolívar en San Antonio del Táchira, la crisis diplomática parece ajena.
Los departamentos de La Guajira, Cesar, Norte de Santander y Arauca se han visto seriamente afectados desde hace un año, cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, decidió congelar las relaciones comerciales con Colombia.
Después de la Cumbre de Santa Marta, con la reapertura de relaciones, todo tiende a normalizarse; pero la gente se pregunta ¿Hasta cuándo durará esta aparente normalidad? ¿Dependeremos de un cambio o decisión del Presidente venezolano? ¿Qué opina usted, amigo lector?
Todos queremos vivir en paz y en armonía con nuestros hermanos de la frontera y latinoamericanos. La Paz es concebida como un derecho fundamental del hombre, universal y sin fronteras.
La paz es el pentagrama sobre el cual es posible acordar y armonizar todos los derechos humanos. Sin un compromiso de paz jamás podremos gozar ni de justicia real ni de equidad social ni de espacios para el dialogo.
Compatriota venezolano, hermano colombiano: si amas la paz, si vives en la frontera, si allí te desenvuelves y en ella quieres permanecer, el 26 de septiembre dame tu voto eligiéndome Diputado al PARLATINO y cuenta con un defensor de la frontera y tus derechos. Vota con la tarjeta de OPINA.